No fue un Retiro, Fue un viaje.
Ese año sentí que sentí que quería darme un gran regalo, de mí para mí por mi 40 cumpleaños y un Retiro era una de las mejores cosas que podía darme. Porque allí es donde gozo, allí es donde vibro, allí es donde experimento mucha magia, ¡allí soy yo en mi máxima totalidad!
Y es que ya había ido a Retiros, ya sabía lo que era aquello, fui varias veces a Barcelona… sin embargo, esta vez sentía que quería algo nuevo, salir de mi zona de confort, conocer a nuevas personas, ¡abrirme a nueva vida!
Y recordé cómo una amiga me habló de los “viajes mágicos”. ¿Viajes mágicos? ¿qué es eso le pregunté? y ella me respondió, pues es “mágico” porque la sensación cuando estás allí es como si fuera tu casa, tu hogar… y ahí se quedó la cosa. En ese momento ni se me pasó por la cabeza de que algún día, unos años después, me embarcaría en uno de esos viajes.
Y fue ahí cuando empecé a mirar, y encontré mi destino. Ahí lo sentí, con el corazón. “Viaje a Avalon”. Recuerdo no tener ni idea de lo que era Avalon, simplemente leí la descripción y sentí que quería ir allí y descubrirlo. Y eso me encanta, porque me da mucha pereza leer los detalles, y que el corazón me diga así las cosas tan fácil, lo agradezco.
Así que ese año en Marzo confié y reservé en base a lo que me dictaba mi corazón, con la intención de darme un super regalo por mi 40 cumpleaños.
Y empezó la magia.
La primera reunión para organizar el viaje fue el mismo día de mi cumpleaños, el 18 de Julio. ¿Casualidad? Para nada, fue fruto de mi intención. Porque todo cambia en base a la intención con la que se hagan las cosas. El hecho de que la intención de ese viaje la hiciera como un regalo para mí por mi cumpleaños, llevó a que tuviera lugar ese hecho. Por eso la intención es algo realmente poderoso cuando se aplica con consciencia.
Y ahí empezó toda la preparación. Nos íbamos a Glastómbury, Inglaterra, un grupo de 23 personas, todas ellas desde España, alguna desde Chile venía, todos nosotros con un mismo objetivo, con una misma misión, vivir y experimentar la magia de AVALON.
Porque Glastombury y Avalon es lo mismo, PERO NO LO ES.
PORQUE UNO PUEDE VISITAR GLASTOMBURY PERO NO CONOCER AVALON,
¿por qué?,
¿qué es Avalon?
Porque Avalon es el mundo de lo invisible,
es el mundo de aquello que no se ve,
es el mundo de lo sutil,
la magia,
las hadas,
la diosa,
la naturaleza…
la leche!!!!!
Entonces, uno puede visitar físicamente la ciudad pero si no vives la magia que hay en ella, entonces no habrás estado en … AVALON!!
Y llegué al aeropuerto llena de ilusión y nervios. Con mi gorra y mi maleta. Enseguida encontré al grupo, y ahí sentí toda la ilusión porque sabía que el viaje estaría llena de personas con las que conectaría, porque así había sucedido en anteriores ocasiones, porque de algún modo ya me voy sintiendo una veterana, porque ya voy entendiendo cómo funcionan las cosas… 🙂
Y ahí fue cuando empecé a hablar con Claudia. Recuerdo en uno de los zooms cuando ella hablo desde su hogar en Chile ya me resonó, sentí algo cuando ella se mostró, sentí que era algo mío, pero bueno, en ese momento no sabía porque era la primera vez que la vía. Y fue en el aeropuerto una vez facturadas las maletas, que tuvo lugar nuestro encuentro, la conversación con ella.
Y ahí fue cuando empecé a ver las conexiones con ella. Me hablaba de la alimentación saludable que ella llevaba, el ayuno…y todo ello me resonaba porque también he pasado por un proceso en el que primaran las frutas y las verduras frente a otros productos no tan saludables. Y ahí conocí, sin yo saberlo, a una de las personas más importantes de mi viaje, y que luego se convertiría en una de mis amigas de alma que amo desde la profundidad de mi corazón.
También recuerdo estar en la cola del avión y tener la oportunidad de conocer a Mariana. Ella era una de las instructoras del viaje y ya me había sorprendido por cómo nos había guiado en el Zoom. La sentía como una persona llena de sabiduría, de amor, de paz, de equilibrio… de la que poder nutrirme y poder entender un poquito más la vida. Mariana fue sin duda otro de los grandes regalos del viaje, pura inspiración.
Porque al final, tampoco es necesario hacer grandes cosas para inspirar y guiar a los demás, me he dado cuenta de que con el simple hecho de SER UNO MISMO, TRANSFORMAS A LOS DEMÁS, NO HACE FALTA NADA MÁS.
LA MENTE SE COMPLICA, SIN EMBARGO EL CORAZÓN ES FÁCIL.
LA TRANSFORMACIÓN LLEGA CUANDO OBSERVAS EN EL OTRO AQUELLO QUE TE LLAMA, QUE TE INSPIRA.
ES AHÍ CUANDO LA TRANSFORMACIÓN LLEGA SOLA.
Y llegamos a Londres, y de ahí tomamos un autobús a nuestra ciudad destino. Nos habíamos repartido en grupos de 5 personas en distintos beds&brekfasts. El mío se llamaba “Universal Harmony”, y no me podía gustar más ese nombre, pues hacía referencia a “Armonía”. Y así fue como entramos en la casa y nos ubicamos cada una en una habitación.
Casualmente me había tocado con Claudia, en una habitación doble, pero que estaba separada por una escalera. Dedicimos ubicarnos yo en la parte de abajo y ella en la parte de arriba, y luego más adelante turnarnos, aunque al final nos mantuvimos en nuestro lugar. La vi tan bien a ella allí, en ese ático tan maravilloso, que decidí dejar las cosas tal y como estaban.
En la habitación de al lado se encontraban durmiendo juntas Ainhoa que venía de Donosti y Francis. Y luego en otra habitación se encontraba Inma, me contaba que había pedido tener una habitación para ella sola. Era una habitación grande, y recuerdo ver cómo me empezó a mostrar algunas cosas que se trajo en la maleta.
Y esas éramos, 5. Claudia, Inma, Francis, Ainhoa y yo, Lady Carbonell, viviendo en el Universal Harmony en Glastombury. Allí nos había unido la vida, el universo, para que viviéramos juntas aquella experiencia.
Y es que la casa formó parte esencial del viaje.
No hubiera sido lo mismo si no hubiéramos comido y cenado allí, comprando comida en los super veganos que encontrábamos en la ciudad, echándonos los oráculos a la noche, hablando y contándonos todo lo que nos había sucedido en el viaje, la magia, las sorpresas, nuestro proceso, nuestra transformación, hablando de nuestra vida lo que hacía muchas veces que resonara en alguna de todas nosotras. Levantarnos y tomar nuestro te, nuestros maravillosos tes…
Ainhoa tejía, y tejió esos días mientras conversaba. Claudia era una maga de las cartas, y nos trajo la magia con sus oráculo, Inma nos hablaba de su historia, su vida y los vikingos, Francis nos trajo las flores y nuevas perspectivas… y yo, yo no sé qué llevé, porque pintar no pinté, pero sé que llevé mis risas y unas enormes ganas de disfrutar, de comerme la vida a través de la re-conexión con mi “yo adolescente”.
Porque siento que en mi adolescencia de algún modo no me permití ser quién era, estaba totalmente cohibida y perdida, nunca entendí nada, nunca entendí la vida, y ahora, ahora que cada vez entiendo más todo, ahora que me siento más mi lugar, ahora sentía que era capaz de disfrutar del grupo de amigas que la vida me había brindado así sin esperarlo.
La vida me volvía a dar la oportunidad de volver a ser adolescente con mi nuevo grupo de amigas: Las Harmonys, esas éramos. Cinco mujeres que confiábamos en la vida, creíamos en la magia y apostamos por vivirla juntas en AVALON.
Nos movíamos a pie por la ciudad, porque no era muy grande. Una ciudad llena de tiendas que ofrecían minerales, hadas, oráculos… el tesoro de cualquier persona que ha despertado.
Y además de tiendas, es una ciudad que esconde grandes tesoros.
Uno de ellos es The goddess temple (el templo de la diosa),
Un lugar al que puedes acceder cuando uno lo desea, hay servicios de sanación disponibles pero si uno quiere ir a meditar se puede hacer sin problema.
Existen múltiples habitaciones, cada una de ellas decorada acorde a la energía de cada una de las diosas. Este para mi fue uno de los mayores descubrimientos del viaje. Sentirlo en la piel, sentir la energía de Rianonne, de Bamba.. sentir en el cuerpo la diferente vibración de energías, todas ellas representando al arquetipo de la Diosa.
Diosa, si, siempre nos han hablado de Dios aunque en realidad co-existen ambos, uno no existe sin la otra. Y fue más adelante cuando entendí el para qué de ello, o al menos mi mente pudo entender un poquito de aquello que tanto se me escapaba. Este punto me encantó porque sentí muchísimo conflicto interno, ya que de alguna manera estaba traicionando mis creencias, aquellas que estaban fuertemente arraigadas en mí… ¿la Diosa? pero siempre me habían hablado de Dios… ¿?
La Abadía de Glastombury, donde sólo quedan unos restos de ella tras un gran incendio, donde el entorno permite dar un precioso paseo por esa gran y hermosa pradera verde, acercarte a un lago lleno de vida, pasear por el área de los manzanos… ¡¡maravilloso lugar lleno de magia y de vida!!
Allí interpretamos sueños, descubrimos cómo comunicarnos con las hadas, y empezamos a re-conectar con la Naturaleza, aquella de la que todos formamos parte y de la que tan separada nos sentimos cuando en realidad, somos uno con ella y ella con todos.
El Chalice Well fue uno de los lugares que visitamos al final del viaje.
Es un lugar al que hay que pagar para acceder. Lo describiría como un jardín sagrado, donde la gente va allí a meditar, es un hermoso entorno lleno de bonitas flores muy cuidado, donde reina una cascada con agua de color rojizo debido a los altos niveles de hierro que tiene el suelo. Allí realizamos unos rituales, limpiamos nuestros minerales con el agua sagrada y conectamos con nuestros queridos ancestros, que nos miraban y cuidaban desde el cielo.
Este último momento fue precioso, pues justo en el momento de honrarles, pasó algo. Un viento movió las ramas de los árboles llorones que nos rodeaban, acariciando así nuestro rostro, y ahí sentí sin duda que eran ellos, todos, los ancestros de todas las personas que decidimos hacer el viaje juntos, y entre ellos, claro está, mi papá. No le reconocí, porque sentí una energía colectiva, pero sabía con certeza que él estaba allí también conmigo, acompañándome en ese viaje, un viaje al que llegué por él, tras su partida. Ahora comprendo cómo fue mi guía en la Tierra, y ahora continúa siéndolo, aunque desde otro lugar.
Otro lugar imprescindible al que acudir es el Thor. Es una torre que está situada en una colina, pero no es una torre cualquiera. Allí acudimos todos un atardecer de Luna Nueva para hacer una siembra. Eso es, sembramos con la luna nueva en Leo recuerdo. Leo es el “león”, “el rey”, el “aquí estoy yo”, el “ocupo mi lugar”, y el ritual debía ir acompañado con esa intención.
Fue precioso vibrar mientras bailábamos al son de los tambores dentro de aquel torreón. Yo no sé por qué ese día me llevé elementos de percusión, unas maracas y alguna cosa más, y ahí que lo usé. Busqué liberarme de mis prejuicios y mover mi cuerpo al son de los tambores, buscaba que mi mente no me frenara a pesar de que me diera un poco de vergüenza, tan solo dejar fluir mi energía a lo largo de mi cuerpo para que subiera por el torreón y así la magia de Avalon sucediera. Fue una noche mágica.
Y allí volvimos el último día de nuestro viaje, quería exprimirlo al máximo, y una parte del grupo quedamos para ver el último amanecer juntos. Allí nos despedimos de las brumas de Avalon. Allí vimos la salida del sol, junto con más personas que se acercaron a disfrutar del maravilloso regalo. Y donde la vida nos sorprendió con un gran susto. Estábamos despidiéndonos abrazados cuando de repente… se oyó un golpe!, … y del Thor, del torreón ¡salió algo!, ¡una ardilla! una ardilla había caído como una pelota del cielo… aún recuerdo verla correr a lo largo del césped. Fue allí cuando todos nos pusimos a buscar el significado de dicha señal jaja…
Y es que, no sólo nos movíamos por la ciudad, también nos movimos en autobús por distintos lugares. Era un viaje perfectamente planificado. Y ahí sí que gocé, ahí sí que saqué mi Laura adolescente. Compartíamos comida, información, disfrutábamos del paisaje, y uno de mis momentos favoritos fue cuando micro en mano, me puse a contar mis relatos (aquellos que un día escribí para acompañar mis pinturas), para después continuar con chistes que leía de mi teléfono móvil. Ahí gocé a máximos. Ahí cumplía el propósito del viaje: ¡¡DISFRUTAR!!
En autobús nos movimos a varios lugares. Uno de ellos fue Stonehenge. Me hacía especial ilusión pues es el típico que has visto en el libro del cole que nunca piensas que vayas a ir, y ahí estaba yo, audiendo a ese lugar, aún incrédula de cómo la vida me había llevado sin yo esperarlo.
Es un lugar donde hace mucho viento, así que si vas recomiendo que lleves buenos abrigos. Está muy protegido, pues en el pasado es un monumento que fue agredido. Se llega en un autobús donde una guía nos explicó sobre el lugar a grandes rasgos en inglés. Me encantó también tener la posibilidad de traducir algunos fragmentos al grupo porque algunos no entendían el inglés.
Una vez allí decidí no escuchar al guía como hacía siempre que iba a un lugar para recibir las explicaciones que van directas a la mente, esta vez decidí guiarme por el corazón, dejarme sentir, moverme por donde lo sintiera.
Me llevé mi cuarzo blanco arcangélico que siempre me acompaña. Me lo compré en una tienda de Madrid hace un par de años, y viene conmigo porque me llamó, me eligió. Así que me senté en un lugar, y estuve ahí con mi piedra, respirando tranquila.
Cuando lo sentí, me levanté y empecé a recorrer el lugar, a fotografiarlo, a entender las señales, abierta al mensaje que me quisiera brindar aquel lugar. ¿Por qué se creó? ¿Qué sentido tiene? ¿Qué me quiere decir? ¿Por qué estoy aquí?
Y el mensaje que me llegó de aquel lugar recuerdo que fue “TODO ES SIMPLE”. Aún lo recuerdo, yo pensaba… no será que me quiere decir que ¿”todo es fácil”? pero no… el mensaje tenía la palabra “simple”. Y lo asocié a los menhires, apilados unos encima de otros, de una forma simple y sin complicaciones.
Aún así es un mensaje que no he terminado de descifrar, siento que me quiere decir algo más, y entiendo que más adelante comprenderé cuando llegue el momento. Este día que os cuento, fue uno de los más felices de mi vida. Sentía de alguna manera que era un honor estar allí.
Otro de los días acudimos a conectar con la Naturaleza. Era un lugar bastante alejado pero que mereció la pena. Llegamos en el bus, y avanzamos por el camino de tierra a lo largo de un río, una naturaleza exuberante, el mundo perfecto para que habitaran las hadas, recorriendo conmigo misma o en compañía, preguntando a Mariana dudas que me surgían de los “arquetipos” porque no terminaba de comprender aún ese concepto que era nuevo para mí.
Terminamos en un lugar para tomar el bocadillo. Ahí estábamos las Harmony´s acompañadas por Mariana a la que freíamos a preguntas para conocer su perspectiva de la mujer que menstrúa y la mujer a la que se le ha retirado la menstruación, recibiendo en nosotros una información que contenía una mirada absolutamente mucho más amorosa y muy alejada de la realidad que todas nosotras vivimos y nos han contado en Occidente.
Porque todo lo que vivo en este mundo consciente es así, muy amoroso, y me encanta, sentir cómo esta nueva perspectiva me permite sentirme ACOGIDA, CUIDADA, PROTEGIDA y RECONOCIDA. Especialmente como mujer, en donde de manera inconsciente vivimos bajo el velo de la culpa y la vergüenza.
El objetivo de aquel día era bañarnos en una cascada y así hicimos todos llevando nuestro bañador. Uno a uno fuimos entrando en ese torrente de agua enorme que tiraba para abajo. Me recordaba a un bautismo, pero no fue esa la intención con la que allí fuimos, la idea era la conexión con la naturaleza. El formar parte de ella, aunque fuera por un momento. Me contaban que cuando se deja de tener frío, ahí es, ahí es cuando somos uno con la Naturaleza. Y tras pasar por ese torrente de agua arrollador, ahí lo sentí, ahí lo experimenté, no sentí frío porque me había fundido con la Madre Tierra.
Y esto, esto es lo que amo de este mundo, abandonar la teoría, no estar escuchando a que alguien me cuente algo, sino salir a la vida a experimentarlo. La experiencia es la base de la vida consciente, por eso uno de mis lemas es, “no creas nada de lo que te digo, atrévete a experimentarlo”.
Y es que el viaje fue mágico en todas sus formas,
No hubiera sido lo mismo sin ese momento en el que a Claudia que estaba haciendo un pan tostado en la tostadora se le empieza a salir una fogata de la misma y yo me encontraba atrás suya con la intención de soplar o ayudar en caso de que lo necesitara…
No hubiera sido lo mismo sin ese momento en el que a Inma se le salió todo el café de una cafetera de la que aún desconocemos su funcionamiento…
No hubiera sido lo mismo sin sentir las chispas de las lámparas que Ainhoa y yo sentíamos por las noches en nuestras habitaciones y que no nos permitía conciliar el sueño…
(algo pasaba en la casa Harmonies como podéis comprobar jeje)
No hubiera sido lo mismo sin ese camino de vuelta a la casa, en el que experimenté algo que no puedo describir con palabras, tras avanzar por un laberinto y conectarme con el Sol. Ese día de camino a casa me crucé con Ainhoa que también volvía al mismo lugar, y que también venía de vivir su propia experiencia mística. Las dos extenuadas y emocionadas por lo vivido, cada una a nuestra forma y manera, nos reímos con todas nuestras ganas, tanto que, casi me quedo sin respiración, me sentí tan bien, con los pulmones y el corazón expandidos al máximo nivel… tras las carcajadas que recorrimos juntas hasta la casa, ese camino se podría haber llamado perfectamente “el camino de la alegría”.
No hubiera sido lo mismo sin ese momento en que mi amiga Diana me guió a una zona de “impatients”, la primera flor del set de flores de Batch, donde pude ver en primera persona la flor, su morfología, el por qué de su nombre, cómo los insectos entraban y salían por ella en forma de campana. A partir de eses momento Diana y yo nos hacemos llamar las impatients.
No hubiera sido lo mismo, sin esas risas con mis Harmonys de vuelta a nuestra casa aquella noche tras la subida al Thor
Nada hubiera sido lo mismo, porque aquello que pasó era lo que tenía que ser
Porque me sentía honrada y acompañada de tantas mujeres tan especiales
De tan nuevas perspectivas que nutrían mi vida
De poder elegir aquello que resonaba conmigo y aquello que no,
De poder tener la oportunidad de construirme a mi misma guiada por mi interior, guiada por mi corazón.
Qué gran regalo me di por mi cumpleaños,
En aquel momento, no tenía ni idea de lo que había hecho por mí y para mí.
Porque fue mucha la magia, muchos los aprendizajes, las transformaciones, las sorpresas, las conexiones… imaginaros un viaje de ese calibre todo lo que puede suceder, toda la transformación interna que se puede llegar a dar.
Porque esas 23 personas que viajamos para allá juntas, cuando volvimos ya te digo yo que no éramos las mismas. Cada uno de nosotros habíamos vivido nuestro proceso, nos habíamos nutrido de los demás, y éramos otras 23 personas distintas, nos habíamos transformado, internamente.
Y aquí he contado algunas cosas mágicas y experiencias, pero muchas muchas muchas me las quedo para mi, en mi corazón, porque forman parte de mi experiencia vital y de mi camino.
Porque cada paso que doy, cada avance que hago es ABSOLUTAMENTE SAGRADO.
Por eso, avanzo, firme, hacia el camino que fue diseñado para mi, porque es el camino que a mí me pertenece.
Por eso, avanzo 🙂